L
as criaturas mortales nos solemos comunicar, al estar juntos, con nuestra voz. Articulamos palabras y nos hacemos sentir, expresando, de este modo, los sentimientos de nuestra alma. Dímelo bajito, a poder ser, entre susurros, te escucho muy lindo. Mediante nuestra expresión oral decimos aquello que estamos pensando. Es, como sabemos, hablarnos con nuestra voz, uno de nuestros sentidos más importantes.Pero existen otras formas de comunicación, otro lenguaje que no todos saben interpretar y que, por el contrario, en ocasiones, es subliminal. Me refiero al lenguaje de tu mirada; esa forma de hablar
que tienen los ojos. Yo me he quedado fascinado muchas veces ante los ojos de una mujer. Por ejemplo, es cierto que, con palabras articuladas, un TE QUIERO suena bonito, maravilloso. Pues ese mismo TE QUIERO, dicho con la mirada es lo más grande que nadie pueda imaginar. El lenguaje de los ojos es algo que arrebata. ¡Pobre del que no sepa leer en los ojos de una mujer¡
He conocido muchas personas en mi ya larga vida y, casi todas me lo decían todo con sus ojos; lo bueno y lo malo. Una mirada franca es lo más lindo que nos podemos encontrar. No me gustan para nada esas gentes que no te miran fijamente. Quien esconde sus ojos es que lo esconde todo; algo malo tiene que no lo quiere mostrar. Una mirada de frente, ante todo, ya invita a la amistad, al diálogo y al buen entendimiento. Unos ojos lindos no pueden estar dentro de un mal ser humano, es una ley de la vida. Quienes no lo sepan, que lo comprueben. Por mi profesión he conocido y tratado a infinidad de personas en mi vida. Todos cuantos me traicionaron, sin distinción alguna, tenían una mala mirada. Por el contrario, mis amigos, e incluso aquellos que sólo son conocidos de mi vida, sus miradas son abiertas, francas y esperanzadoras. ¿Ha saludado alguien a una persona y, en el momento del saludo aquella persona miraba hacia otro lado? Si así ha sido, hay que huir despavorido. Nada bueno nos puede traer uno que no se atreve a mirarte fijamente.
Y como antes explicaba, nada es más bello que una mirada para el lenguaje del amor; del cariño, de la amistad y de la ternura. Con una expresión de tus ojos puede pronunciar él más lindo de los diálogos. Creo que no existirá nada más bello que dos personas que sepan hablarse con los ojos. Cuando esto ocurre es que la comunión entre dos seres humanos se ha convertido en algo perfecto. ¿Habrá espectáculo más grande en esta vida que contemplar, durante mucho rato, los bellos ojos de una mujer? Yo creo que nada se puede comparar a lo expuesto. Horas y horas se pueden estar frente a unos ojos bonitos, puesto que, con esa mirada tan dulce es imposible que se acabe la plática. Sencillamente, con una mirada como la tuya.
¡Mírame muy bonito¡ Te comprendo perfectamente. Así, de frente, con la cara altiva y con la fijeza de tus ojos puesta en mis retinas. Te estoy escuchando. Leo tu mensaje. Ahórrate el verbo. No me hace falta. Estos son, a no dudar, los pensamientos que pueden fluir en cualquier cerebro dispuesto a entender el lenguaje de los ojos, tan lindo como el lenguaje del corazón. Yo diría que, entre los ojos y el corazón se puede formar un binomio maravilloso con el que podemos prescindir de nuestra voz.
Así, con tu mirada, platícame bonito. No hables, yo te entiendo. Al mirarte siento paz, la que tus ojos me irradian; al verte, sin mediar palabra, arrebatas mi corazón. Es, sin duda alguna, el lenguaje de tu mirada.
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