Más allá de las consideraciones románticas, la ciencia tiene una explicación fisiológica para la serie de emociones que despierta el beso.
Cuando dos personas que se atraen se besan, su cuerpo sufre una serie de reacciones que producen deseo y excitación, que se manifiestan en placer, cierto temblor, aceleración del ritmo cardiaco, entre otras.
Las distintas reacciones fisiológicas ante el beso:
Se ha comprobado que el órgano que resulta más afectado por el acto del beso es el cerebro, allí se desencadenan reacciones bioquímicas diversas que producen una perturbación.
Se da un aumento en la secreción de distintas sustancias como: dopamina (neurotransmisor, interviene en el control del movimiento y manejo de la depresión), endorfinas (efecto analgésico, de placer y acceden al sistema límbico-generación de las emociones-), adrenalina y noradrenalina (aceleran el ritmo cardiaco y la presión arterial), oxitocina (hormona que despierta la necesidad de la unión con el otro) y testosterona (activa el deseo sexual). Estos cambios resultan benéficos al proporcionar relajación y satisfacción, esto puede prolongar la esperanza de vida hasta en cinco años.
Ciertas investigaciones afirman que los besos apasionados y frecuentes, contribuirían a mantenerse en forma.
Como contrapartida tenemos algunas desventajas para el beso. Según investigaciones, el beso aumenta el riesgo de sufrir caries dental, ya que durante el acto se pueden transmitir hasta quinientos mil estreptococos y diez mil lactobacilos.
Implicancias emocionales del beso:
El beso se conoce en todas las culturas y se considera como un medio de comunicación universal.
Hay besos suaves que expresan ternura sin implicar connotaciones sexuales.
Están los besos apasionados que preceden y preludian al acto sexual, en estos se da un incremento marcado del ritmo cardiaco y la temperatura corporal.
El beso es percibido como una forma de comunicación no verbal, un símbolo de unión. Es el primer acercamiento hacia el cuerpo deseado y provoca un gran sentimiento de bienestar.
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